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Aunque la elaboración de combustóleo de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la refinería Miguel Hidalgo de Tula, Hidalgo, lleva el nivel más bajo de los últimos 35 años, en el sexenio pasado se alcanzó la mayor participación: de casi 45%, de este residual en la producción de esta refinería en el 2020, durante la crisis económica por la pandemia del Covid 19.
Este sábado, la presidenta Claudia Sheinbaum informó que existe un proyecto para que central termoeléctrica Francisco Pérez Ríos, de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sustituya el combustóleo por el gas natural, con el fin de aminorar las emisiones de gases contaminantes principalmente óxidos de nitrógeno (NOx) y dióxido de azufre (SO2).
Para la generación eléctrica en una capacidad máxima que supera los 1,500 megawatts, la central de la CFE de Tula utiliza cinco plantas que en su arranque, en 1975, proyectaron la interconexión para el uso de productos combustibles -de los que el combustóleo es el más barato- de la refinería vecina de Pemex, que inició operaciones en 1976. Pero desde el 2014, se implementó un plan para que las turbinas en la planta usaran también gas natural, que según la Semarnat tiene un factor promedio de emisión de gases inferior, lo que serviría para reducir las contingencias ambientales en la Zona Metropolitana del Valle de México.
Entonces, la elaboración total de combustibles en la refinería de Tula comenzó a descender, por paros programados en infraestructura dañada, así como por la necesidad de bajar la elaboración de residuos en contingencias ambientales y los cambios de equipos, como el acondicionamiento del terreno por un valor de más de 4,250 millones de pesos adjudicado directamente en 2014 a la brasileña Odebrecht (que no fue terminado) y la nueva coquizadora con un valor de 60,000 millones de pesos.
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